A veces ocurre que exageramos la dimensión de nuestras cargas para provocar un sentimiento de solidaridad y compasión.
El gigante Atlas fue condenado por los dioses olímpicos a soportar sobre sus espaldas el peso de la bóveda celeste o quizás de una gran pelota de playa
El gigante Atlas fue condenado por los dioses olímpicos a soportar sobre sus espaldas el peso de la bóveda celeste o quizás de una gran pelota de playa
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